Jean Brashear prefiere leer un libro a comer. A menos que estemos hablando de chocolate, en cuyo caso la pregunta sería: ¿por qué tengo que elegir uno? Jean nunca consideró seriamente que pudiera escribir un libro hasta que su hijo más pequeño estuvo en el instituto. Le dijo entonces a su familia que lo intentaría durante cinco años, aun sabiendo que cinco meses serían más que suficiente. Ella mantuvo su palabra. Escribía y escribía y enviaba los manuscritos una y otra vez y sin desanimarse por los rechazos. Tardó dos años en vender su primer libro. Ha sido finalista y ganadora de numerosos premios, y cree que esperó demasiado para hacer lo que quería, pero al final se siente feliz de haber encontrado su camino. Cree que es un ejemplo viviente de que nunca es demasiado tarde para hacer lo que uno quiere.