Pero Declan no tenía ninguna intención de sucumbir a las súplicas de Lily; se quedaría con la casa, se haría con su negocio y después se la llevaría a la cama... algo con lo que llevaba muchos años soñando.
¿Sería posible que el simple roce de los cálidos labios de Lily le hiciera olvidar sus despiadados planes?