La filosofía de Stuart Mill (1806-1873) representa una de las defensas más fuertes del liberalismo fundado en una ética teleológica. Siguiendo la teoría del utilitarismo, para Mill la libertad no es un principio último y absoluto, por lo que no se basa ni en el contrato social ni en los derechos naturales, sino que ha de ser considerada según sus consecuencias sobre la felicidad de los individuos y de la sociedad. El propósito de Sobre la libertad es la formulación del principio que ha de regular las relaciones entre la sociedad y el individuo con el fin de evitar el despotismo sobre los individuos y las minorías. La limitación de la libertad individual solo está justificada cuando «haya que proteger al género humano» y haya que «evitar que se perjudique a los demás», y nunca porque se piense que sirve para el propio bien del individuo, pues este, en lo que a él se refiere, es soberano, según la tradición ilustrada europea.