Cuando Hugh Garratt le propuso a Natasha que se casaran, ésta pensó que un matrimonio de conveniencia podría ser la solución a todos sus problemas. Tenía que hacerse con el control de sus bienes, que en ese momento estaban en manos de su padrastro, y eso no sucedería hasta que cumpliera los veinticinco años o se casara. Así que, aunque pareciera ridículo, Natasha aceptó casarse con un perfecto desconocido del que no se fiaba lo más mínimo. Pero tenía que reconocer que era el hombre más sexy y seductor que jamás hubiera visto...