Tras una formación académica realizada en la Universidad de Bonn y en la Universidad de Berlín, donde realizó algunas aportaciones filosóficas importantes, trabajó como periodista en la Gaceta Renana y en otras publicaciones radicales, como los Anales Franco-Alemanes, dando cuenta de los procesos que convulsionaban la Europa de mediados del siglo XIX. Al mismo tiempo, fue elaborando una crítica de las ideas más importantes e influyentes de su tiempo: de los jóvenes hegelianos en La sagrada familia (1845) y La ideología alemana; de Proudhon en Miseria de la filosofía (1847), de Ricardo y Smith en El capital (1867). Considerado uno de los fundadores de las ciencias sociales contemporáneas, fue también un activo participante en las organizaciones obreras y radicales: escribió con Engels el Manifiesto comunista para la primera organización revolucionaria internacional en 1848, elaboró numerosos documentos para la Asociación Internacional de Trabajadores, fundada en 1864, y analizó con profundidad los cruciales acontecimientos de la Comuna. Exiliado en Bruselas y Londres, expulsado de París y de Colonia, el legado de Marx no ha sido solo una profunda renovación de conceptos históricos y filosóficos como clase, alienación, fetichismo, dialéctica, etc., sino el horizonte de una lucha total contra el capitalismo.