Una vez que estuvieron en el ascensor, Troy arrinconó a Adrian contra la pared, lo besó lentamente y le hizo gemir. Antonio acarició su espalda y bajó la mano hasta el culo de Troy mientras les susurraba lo buenorros que eran los dos. Al final, el ascensor emitió un pitido y abrió las puertas. Salieron al pasillo a trompicones y se dirigieron con prisas hacia la puerta de su habitación. Cuando la abrieron, Troy cerró la puerta tras ellos y Adrian empujó a Antonio contra la pared para volver a besarlo de nuevo y restregarse contra él. Troy se colocó tras él y le agarró de las caderas. —¿Es lo que quieres? —le preguntó—. ¿Quieres estar en el medio...?