La situación es tal, que la inspiración no termina de llegar y las musas lo tienen abandonado y postrado delante de un escritorio en una habitación reinada por el caos. Comienza a tener una serie de sueños que lo llevan a disfrutar de una relación, con una bella, pelirroja y de piel blanquecina bailarina, que será su inspiración durante meses y a la que terminará cortejando hasta conseguir su gran obra.
Es en definitiva una novela de transformación personal que lleva al protagonista a buscar la inspiración en aquello en lo que cree, con el convencimiento de que debe escribir desde un estilo personal y no desde las formas que otros quieren imponerle.
Encontrará la inspiración, aunque esa musa y/o bailarina siempre tendrá que ser buscada. Tendrá que descubrirla en cada gesto, actitud o situación cotidiana con la que se encontrará a lo largo de su vida. Una luz blanca es difícil de ver y de estar con ella. Él lo consiguió y se apasionó en su existencia por algo que realmente mereciera la pena. Ese sería su legado.