Monsieur Leon Berthelini cuidaba mucho su apariencia y adaptaba su porte al traje de la hora. AfectÃŗ algo espaÃąol en su aire, y algo del bandido, con un sabor de Rembrandt en casa. En persona era decididamente pequeÃąo e inclinado a ser robusto; su rostro era la imagen del buen humor; Sus ojos oscuros, que eran muy expresivos, hablaban de un corazÃŗn amable, una naturaleza vivaz y alegre, y los espÃritus mÃĄs infatigables. Si hubiera usado la ropa de la Êpoca, lo hubieras dejado para un hÃbrido hasta ahora desconocido entre el barbero, el posadero y el afable quÃmico dispensador. (Fragmento)