Habían pasado dos meses desde que el mundo fue testigo de cómo Natalia La Morte se casaba con el rey Angelo Dizieno. Sin embargo, Natalia no había visto prácticamente a su esposo desde que compartieron un intenso beso ante el altar...
Angelo pasó a ser el heredero cuando la tragedia golpeó a su familia y no iba a permitir que nada, absolutamente nada, lo distrajera de su deber. Pero, estar tan cerca de la mujer a la que siempre había deseado, y que estaba destinada a ser la esposa de su difunto hermano, lo tenía al borde del precipicio... Lo último que necesitaba era que Natalia comprendiera la peligrosa atracción que había entre ellos, porque, si lo hacía, nada podría impedir que los consumiera por completo a ambos...