Pero cuando comenzó a entender cómo era Cole y el amor que le profesaba a su hija, empezó a esperar algo más de la vida. Quizás con él podría encontrar un hogar y darle a su bebé una verdadera familia.
Las reglas eran estrictas. Se casarían, pero no podrían compartir la cama. Compartirían a sus hijos, pero no sus corazones. Y durante un tiempo funcionó, hasta que el amor entró en su vida...