Las personas son muy diferentes entre sí en términos de sus genes y sus culturas, sus pasatiempos y habilidades, y los valores que poseen, todo lo cual puede cambiar con el tiempo.
El concepto de un ser humano perfectamente típico sólo puede existir en la literatura distópica, dado el nivel de variabilidad que existe entre los humanos.
¿Por qué entonces suponemos que el cerebro de todos será el mismo si venimos de una especie tan grande y diversa?
La idea fundamental es que los cerebros de todos los individuos son inherentemente distintos entre sí y exhiben una amplia variedad de capacidades funcionales y cognitivas.
Investiguemos cómo repensar las diferencias neurológicas a la luz de esta frase puede influir en nuestra perspectiva.
Discutiremos los beneficios de tener cerebros conectados de manera diferente, examinaremos formas en que puede aprovechar estos rasgos beneficiosos y pensaremos en un futuro que dé cuenta de la gran variedad de neurología humana.
La neurodiversidad se refiere a más de un término; más bien, es una filosofía que abarca diversos grados de individualidad dentro de nuestra especie. Esto desafía la mentalidad de que a las personas cuyos cerebros están conectados de manera diferente se les debe diagnosticar una enfermedad o recibir algún tipo de beneficio.
La neurodiversidad es un fenómeno natural y ser diferente no significa ser inferior.
Cuando somos capaces de cambiar la forma en que pensamos y hablamos sobre las disparidades en nuestros sistemas neurológicos, nos damos más poder y damos forma a un futuro más tolerante.