Distrito Federal, c. 1940. Don Gastón Suplice finalmente ha logrado procrear un descendiente, y a pesar de no soportar a los niños, lo criará con todos los lujos que su caudal le permita hasta hacer de él un auténtico junior. Mientras su padre se dedica a los negocios con habilidad de tiburón, el muchacho vive la vida loca en compañía de niñas popis y ricos herederos, pero también de algunos proletarios con quienes descubre que México es más grande que esa burbuja de abundancia y desenfreno que lo rodea.
Caifanes finos, próceres de la transa de cuello blanco, del compadrazgo y el amiguismo, rebeldes sin causa pero a modo, hippies por aburrimiento, adictos a las gringas de Acapulco y a las modas pasajeras, a los apellidos rancios y a todo lo que sea pípiris nice: así es el particular y fascinante mundo de Los burgueses.