La joven Bessie espera en un sótano lleno de instrumentos de tortura y pintado con grabados de figuras diabólicas a que su captor, Charlie, que la ha llevado hasta allí con engaños, regrese para matarla y beber su sangre. Mientras eso sucede, rememora los acontecimientos de los últimos cuatro meses, en especial los que la han llevado a esa situación, como su relación con Charlie Granger, un gótico aficionado a los vampiros, o el hallazgo en la casa del novio de su tía, propiedad anteriormente del padre de Charlie, de un diario que narra los crímenes de una secta de bebedores de sangre a inicios del siglo XX, dirigida por el siniestro doctor Koestler. Paralelamente, la policía de Londres investiga el asesinato de una adolescente que apareció flotando en el Támesis, desangrada y con una extraña marca grabada en el cuerpo. Es la segunda chica que aparece en tales circunstancias en los últimos seis meses en Londres, y se sospecha que pueda haber un asesino en serie suelto. El Mal parece haberse originado en una mansión de Surrey, también propiedad de los Granger, con fama de haber sido morada de un vampiro, pero las apariencias a veces engañan.
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