Proust revive en este breve pero notable ensayo de 1905 sus lecturas de infancia. La propuesta del autor, sin embargo, va mucho más allá de la mera autobiografía. De lo que aquí se trata es de dar respuesta a una pregunta acuciante: ¿qué hacemos cuando leemos?
Marcel Proust (1871-1922) creció en el seno de una familia parisina adinerada. Ya desde su primer libro, Los placeres y los días (1896), manifestó un profundo interés por la interioridad y la duración, temas que reencontramos en su obra maestra, En busca del tiempo perdido.