En Ratonia se preparaban las celebraciones por el Día Mundial de la Amistad y yo decidí lanzarme a un gran proyecto: ¡llevar a escena con mis amigos un musical inspirado en El principito, el famoso libro de Saint-Exupéry! A pesar del gran entusiasmo, el día del ensayo general todo empezó a torcerse y mis intentos por mantener controlada la situación no sirvieron de nada. Al final, agotado, me quedé dormido en el escenario. Y entonces tuve un extraño sueño...
El principito, acompañado por su amigo el zorro, me pedía ayuda para curar su rosa, que se estaba marchitando. Por mil quesos de bola, ¿qué podía hacer yo para devolverle la fuerza y el color? ¡Así comenzó una aventura inolvidable, que me tenía reservada una preciosa sorpresa final!