Cleo estaba segura de que se trataba solo de un capricho. Por fin liberada de un matrimonio fallido, disfrutaba de su independencia y no tenía intención de volver a atarse a un hombre. Y menos un hombre como Byron.
Pero Byron no se daba por vencido tan fácilmente y estaba decidido a que Cleo sucumbiera a su experta seducción.