Entonces apareció el otro tutor de los niños, el guapísimo Ford Sullivan. Era evidente que Rachel estaba haciendo un verdadero esfuerzo para cuidar bien de los niños y que no recibía su presencia de buen grado. Pero pronto se dieron cuenta de que lo mejor para los pequeños era que unieran sus fuerzas. Tanto tiempo al lado de Ford hizo que Rachel comenzara a preguntarse si los tutores podrían convertirse algún día en marido y mujer...