Natalie Anderson hizo las últimas revisiones de su manuscrito desde la cama de un hospital, justo después de haberle hecho una cesárea de emergencia de gemelos. Su marido le llevó el correo electrónico de su editor. A la editorial le gustaron sus últimas revisiones que había hecho y le pusieron un requisito para su publicación: que lo tenía que entregar en una semana. Natalie comenta "Allí estaba yo encorvada por los dolores con analgésicos cada dos horas, mientras mis bebés estaban en la UCI". Pero su marido pensó que era una buena idea hacerlo, así que llevó el portátil de su hermano y Natalie empezó a trabajar. Pudo entregar las revisiones ese mismo viernes. El lunes ella regresaba a casa y la llamaron. Oyó entonces las palabras mágicas con acento inglés: "Queremos comprar su libro". Natalie ha estado escribiendo en serio durante sólo dos años. Pero desde que empezó ha escrito todos los días y noches de la semana, después de acostar a sus dos niños y ahora a sus gemelos recién nacidos. Ya ha enviado el segundo libro a su editor, y está ansiosa esperando oír noticias sobre cuál será la fecha de entrega...