Charlotte Michaels tenía una buena razón para querer vengarse y, si se atrevía, también tenía una buena manera de conseguirlo: acercándose mucho, mucho a su jefe. Pero Charlotte no se dio cuenta de que aquel plan era demasiado arriesgado para ella, ya que él tenía sus propios planes... Nadie se atrevía a jugar con Daniel Wolfe porque era un tipo que siempre conseguía lo que deseaba. Ahora deseaba a Charlotte e iba a hacer cualquier cosa para averiguar qué era lo que escondía. Así que le ofreció un importante ascenso profesional que conllevaba tener que trabajar hasta tarde... ¡como amante del jefe!