En El retrato, obsesionante fantasía macabra, que revela la influencia de Hoffmann, un joven pintor de talento adquiere el retrato de un viejo, cuyos ojos parecen tener vida. Durante la noche, el viejo desciende del cuadro y exhorta al pintor a que abandone su estilo para emprender una más provechosa carrera, y se convierta en retratista de las personas más influyentes de la ciudad. Seducido por la idea, el joven se ajusta a la moda y, como retratista, se enriquece en poco tiempo. Mas al avecinarse la edad madura se arrepiente de haber traicionado al arte y, movido por la envidia, comienza a adquirir las pinturas más bellas que se exhiben en la capital, para destruirlas después. En definitiva, enloquece y muere.