Pese a que ambos están inmersos en un proceso de cambio, enseguida surgirá una fuerte conexión entre ellos. Ella cree que la necesidad de estar a su lado solo es una vía de escape y él se niega a admitir lo vivo que ella hace que se sienta; no solo por su evidente diferencia de edad, ni siquiera porque pertenezcan a distintas clases sociales, sino por el motivo que los ha unido.
A pesar de que caer en esa provocadora tentación que lo incita a perderse en lo prohibido sea demasiado peligroso, Gael entenderá que el cambio que necesita lleva el apellido Cazorla. Pero ¿estará dispuesta Adriana a pagar el altísimo precio que implicará obtener la libertad que persigue al lado de Gael?