Perfecto, aquí me tienes.
A cambio sólo te pido una cosa: a la mañana siguiente ahórrame, por favor, escenas románticas, palabras amables o comportamientos excesivamente emocionales. No me interesa.
No te confundas, no soy un hombre al que puedas hacer cambiar de opinión; ni lo intentes.
¿Aceptas mis condiciones?
Excelente, ya te llamaré.»