Desde niño, Sabino, conocido como Sardi por sus amigos, ha luchado por ser quien quiere ser. Su carrera como modelo de pasarela para colecciones femeninas no le ha facilitado la vida. Ser un hombre heterosexual en un mundo donde su belleza y feminidad confunden o intimidan a las mujeres complica su búsqueda del amor.
Sinaí, por su parte, lleva tantos años herida que ya ni siquiera se da cuenta de que lo está. Es agresiva, visceral e impredecible. Hay un fuego en su interior que la consume y que solo consigue sofocar con peleas o con sexo impetuoso, salvaje y variado. No es de las que repiten amante. Le gustan los hombres rudos, moteros como ella, con pinta de malotes y alérgicos al amor.
Lo que no entiende es por qué narices se siente atraída por un hombre que parece una puñetera, frágil y dulce princesa de cuento de hadas. Pero cuando Sardi empieza a recibir extraños mensajes y los accidentes comienzan a sucederse a su alrededor, Sin solo desea una cosa: protegerlo. Aunque él ni quiera lo necesite.