En esta segunda parte se narra cómo la nostalgia de Robinson por “su isla” lo hace emprender de nuevo viaje, junto a Viernes, para visitarla. El viaje resulta muy extenso y accidentado, hacia la isla y luego de regreso, plagado de aventuras y descripciones de maravillosos lugares a través de regiones de América, Asia y Rusia, donde el protagonista de Defoe entra en contacto con pueblos y costumbres muy distintos a los que se presentan en la primera parte y vive experiencias tan asombrosas como ser perseguido por una manada de lobos o ser atacado por un oso.