No podía dejar de pensar en que los ojos de aquella niña le resultaban demasiado familiares... Jesse Calder había dejado a Abby Martin esperándolo bajo un álamo con la promesa de que regresaría. Desde entonces habían pasado cinco años. Ahora un horrible accidente, además de un buen número de mentiras y secretos se interponían entre ellos. Pero Jesse no desaprovechó la oportunidad de trabajar en el rancho de Abby, que resultó no estar tan dispuesta a perdonar como él había esperado. Ella era ahora madre y viuda, pero él también había cambiado con los años. Y ninguno de los dos podía olvidar la chispa que amenazaba con reavivar el fuego de su amor.