En estos años, Brasil ha sido también el teatro de un drama sociopolítico sin equivalente en ningún otro Estado importante. En todas partes –Europa, Estados Unidos, India, Rusia o China– la tendencia dominante fortaleció el control de los ricos sobre los pobres, del capital sobre el trabajo, y llevó a ampliar el abismo entre ambos. Sólo en Brasil hubo durante un tiempo un movimiento en la otra dirección. Los doce años de gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, hicieron de Brasil, por primera vez en su historia moderna, un país que importaba políticamente más allá de sus fronteras, como un ejemplo y una posible inspiración para otros. Con todo, los resultados de estas políticas no fueron suficientes. Las limitaciones de lo que se intentó y las debilidades de lo que se logró son parte del análisis de este libro, pero también sus éxitos.