Los niños viven el mundo a través de los ojos de los adultos. El profesorado de las primeras etapas educativas ejerce una gran influencia en los niños. Una parte importante del profesorado, con motivo de la pandemia, viven emociones de preocupación justificada, no solamente por el riesgo de la enfermedad, sino también por los efectos económicos que puede tener a nivel profesional, tal vez en algún miembro de su propia familia. Pero, además, esto mismo se vive en las familias de los niños. Las emociones de los adultos (padre, madre, profesorado) pasan directamente a los niños, pero de forma aumentada. Con el agravante de que, por su edad, están en una situación de vulnerabilidad emocional que conviene reconocer. Todo este conjunto de elementos conducen a la conclusión de la necesidad de atender a la dimensión emocional de docentes, familias y alumnos en los momentos que vivimos.
Para favorecer la gestión de las emociones en tiempos de crisis se ha elaborado este documento. Consiste en una guía para ayudar a gestionar algunas emociones básicas, como el miedo, la ansiedad, la ira y la tristeza. También se ofrecen algunas recomendaciones para potenciar cuatro protectores emocionales, como son la expresividad emocional, el optimismo, la autoestima y la motivación.
En las situaciones que estamos viviendo, a veces se producen manifestaciones emocionales y conductuales (miedo, ansiedad, rabia, enojo, tristeza, agresividad, etc.) ante las cuales no sabemos muy bien cómo reaccionar. A lo largo de esta guía se presentan orientaciones, consejos, sugerencias y propuestas para que el profesorado pueda actuar de la mejor manera en sus relaciones con la infancia.
Esta guía se acompaña de una evaluación inicial del bienestar emocional (screening) que se recomienda cumplimentar como paso previo a la lectura de este documento. Esta guía surge con el propósito de ayudar a proporcionar las respuestas más apropiadas para el desarrollo de competencias emocionales y para contribuir al bienestar personal y social, a pesar de todo.