Amy no podía creer el atrevimiento de su autoritario y sexy jefe. Pero, de todas formas, ¿no era lo que siempre había soñado? Una casa llena de niños con el hombre del que estaba irremediablemente enamorada... Bien, pues aunque Carter no era de los que se casaban, si quería que Amy volviera tendría que hacerle una oferta que ella no pudiera rechazar.