Ante la instrucción presidencial de cerrar todos los negocios, HDP llamará a la desobediencia civil y bajo el lema «Grupo Alfa no cierra. El país no debería» mantendrá operando sus comercios, poniendo en riesgo la vida de sus 180 mil trabajadores, sin que nadie parezca tener el valor de detenerlo.
Excepto Valeria, jefa de personal de Hugo, quien intentará ponerle fin a sus planes adentrándose en el oscuro laberinto del Poder. Así, de pie en el centro de un congelador enorme, donde los muertos se amontonan hasta el techo como mercancía, descubrirá que ningún sacrificio es demasiado alto con tal de ganar dinero, el único valor vigente de nuestro tiempo.