Una señorita inocente y un calavera de mala reputación... La modesta y puritana señorita Langley no sabía qué había hecho para alentar las atenciones de un lord, sólo sabía que no eran apropiadas ni deseadas. Por eso, cuando un atractivo desconocido la salvó de sus garras, Madeline se sintió muy aliviada. No sospechaba que su defensor pudiera tener una reputación tan poco respetable.