Dado que Kate se negaba a regresar a Grecia, a Michalis no le quedaba otro remedio que chantajearla: si asistía a la boda, él la dejaría libre. Kate no tardó en darse cuenta de que en realidad no quería sentirse liberada de Michalis... ni de la pasión que había entre ellos. Si todavía se consumían de deseo el uno por el otro, ¿cómo era posible que su matrimonio fuera una farsa?