Él quería enseñarle lo abrasadora que podía llegar a ser una noche en el desierto... El futuro de la mina de diamantes de Skavanga estaba en peligro. Britt Skavanga necesitaba una inyección de capital cuanto antes, y un misterioso inversor árabe conocido como Emir estaba dispuesto a dársela... Britt viajaría al reino de Kareshi, situado en pleno desierto, para enfrentarse a su arrogante benefactor. Si ella llevaba los fríos diamantes del Ártico en la sangre, entonces la fina arena de esa tierra baldía corría por las venas del jeque Sharif al Kareshi.