Paul parecía empeñado en ganarse su confianza... mientras el misterioso peligro iba aumentando y Kayla cada vez necesitaba más que alguien la protegiera. Paul era el perfecto protector porque no necesitaba nada de ella... ¿o quizá sí? De pronto Kayla empezó a preguntarse por qué Paul se había acercado a ella... y hasta dónde pensaba llegar.