Alaia se acaba de licenciar en periodismo, es respondona, adicta a la Nutella, tiene una imaginación delirante y ni idea de qué hacer con su vida. Hasta que una oportunidad laboral la lleva a Roma. Allí, mientras su mejor amiga se acuesta con todo lo que se menea en un intento de escapar del amor, y en el piso de arriba sus vecinos mantienen una festiva relación abierta, ella no logra deshacerse del síndrome de Los Panchos, en el que "Si tú me dices ven, lo dejo todo". Aún enamorada de Paul, su primer y único amor, Alaia conoce a Bruno, un guapo guitarrista capaz de poner su ya disparatado mundo, todavía más patas arriba.
Sí, todo esto parece un desastre sin sentido, pero en realidad, es un desastre fabuloso.