Para la profesora de universidad Jillian Marshall la organizaciÃŗn era la base de la felicidad. Por eso pensÃŗ que no serÃa tan difÃcil cuidar de sus tres sobrinos... hasta que descubriÃŗ por quÊ todo el mundo los llamaba diablillos. Afortunadamente, allà estaba el guapÃsimo Nick Callahan, amigo de su cuÃąado, para ayudarla. Y, por muy ocupada que estuviera con los tres niÃąos, iba a tener algo de tiempo para dedicarle a aquel encanto de hombre...