No podía perder de vista el cuadro que escondía la clave para descubrir una fortuna... ni a su hermosa propietaria. Lady Mary Farren era una chica sensata y práctica, pero tenía la intención de vivir todo tipo de aventuras en el viaje que estaba a punto de emprender después de esperarlo durante tanto tiempo. Cuando una extraña pintura que acababa de comprar la condujo a un misterio, Mary se dejó llevar encantada... y así atrajo la atención de un guapo desconocido. Lord Fitzgerald creía que era otra malcriada señorita británica más... hasta que tuvo que enfrentarse a su increíble inteligencia. A pesar de saber que un empobrecido noble irlandés nunca seria digno de la hija de un duque, John no podía alejarse de lady Mary... ni del cuadro.