Y asà fue como apareciÃŗ uno de los libros mÃticos de la literatura americana de nuestro siglo, pero tambiÊn uno de los mÃĄs prohibidos y subterrÃĄneos, en una editorial marginal, bajo el pseudÃŗnimo de William Lee. Burroughs aÃēn no era el autor de El almuerzo desnudo, ni se habÃa constituido en el gran visionario de nuestra Êpoca, que ha inspirado a escritores, a mÃēsicos, a pintores y a cineastas, pero en esta descarnada, deslumbrante crÃŗnica de una adicciÃŗn âlos vagabundeos en busca de droga, la avidez por el chute, la peculiar sexualidad y las no menos extraÃąas relaciones nacidas en la comuniÃŗn de la drogaâ estaba ya el fundamento de toda su obra posterior.
Para Burroughs, un audaz explorador del lado mÃĄs salvaje de la vida y la literatura, todo debe ser experimentado hasta el lÃmite, aunque Êl nunca pierde la distancia de la inteligencia. Para llegar al paraÃso de la droga hay que hundirse en su infierno, puesto que ambos son lo mismo, y la degradaciÃŗn nunca estÃĄ muy lejos de la revelaciÃŗn. Porque la droga, finalmente, no es un medio para aumentar el goce ni un estimulante: es una manera de vivir.