El Abismo - La Rebelión de Sakla I

La Rebelión de Sakla Book 1 · Frederick Guttmann
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Todo cuanto existe puede ser muy distinto de lo que creemos que es y de lo que se nos ha enseñado popularmente. Necesitaríamos experimentar una Vida Eterna para conocer todos los misterios de este universo irreal en el que vivimos y llegar a entender el cosmos. Muchos, viendo las limitaciones de las leyes físicas para explicar el universo, se han visto forzados a crear nuevas ciencias como la “física cuántica” o “mecánica cuántica”. Por ejemplo, en “Estrellas Errantes” aclaraba las dudas sobre el asunto O.V.N.I., pues es lo que nos catapulta a hablar de estos asuntos, a pesar de que la definición “extraterrestre” ahora se nos quedará infinitamente corta.

El hombre se pregunta, al menos una vez en su vida, sobre su origen. Lógicamente, si no sabemos de dónde venimos difícilmente podemos determinar a donde vamos, ni quiénes somos o por qué razón estamos aquí y ahora. Vemos la aparición de seres humanos en el record fósil, los cuales tendrían cientos de millones de años, aspecto que da a entender que hubo humanos en la superficie de éste planeta en la prehistoria, y que por eventos que ahora daremos a conocer, se perdió el registro de estos acontecimientos. De manera que, la teoría evolutiva es sólo un tópico y una forma de ver la vida, no una verdad científica, y lo que sí es un hecho científico es clarificar la idea de que el hombre prácticamente siempre ha sido hombre. Aunque de ser así, ¿cuándo apareció? Y ¿dónde? ¿Somos originarios de este orbe?

Como recordaremos en “Creación vs Evolución, se han encontrado herramientas prehistóricas y artefactos que parecen estar fuera de su tiempo. Eso nos pone de manifiesto que hubo otras civilizaciones antes de la edad de los cavernícolas, las cuales disponían de mayor tecnología que sus aparentes predecesores. Visto de esa manera, esto cambia significativamente la historia humana de un modo radical. Pensar que pudiesen ser seres venidos de otros planetas es en parte plausible en algunos casos, pero no en los que hemos mencionado anteriormente, ya que unas criaturas que viajasen por el universo sideral a velocidades superiores a la luz no utilizarían flechas, clavos, tornillos, martillos ni lanzas, a menos que se hubiesen quedado perdidos aquí. Aún con todo, ¿quién dice que viniesen de otros planetas y no de otras dimensiones, realidades o universos? Igualmente debemos dar

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cabida al hecho que sugiere la posibilidad de que la humanidad tuviera “fracturas” en su desarrollo social, que dieron nacimiento a diferentes edades, perdiéndose el record histórico e intelectual que tenían anteriormente, una y otra vez.

¿Quiénes fueron esas personas y cómo nos llevan estas evidencias a la respuesta elemental? ¿De dónde salió el hombre? ¿Por qué existe la muerte, el sufrimiento y los males? Las pruebas nos dicen, al menos sobre nosotros, que simplemente hemos “resurgido” de las cavernas hace unos 6.000 años, y que todo cuanto conocemos ya existió en el pasado. Puede que inmiscuyéndonos en la síntesis que nos exponen los hallazgos arqueológicos demos con la anhelada respuesta de nuestros anales, o desenterrando textos antiguos: «¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.» (Rey Salomón. Libro de Eclesiastés 1:9-11. TANAQ)

La verdad está ahí fuera, solo hay que desempolvarla. La base de nuestro enfoque hoy, es primero indagar y posteriormente mostrar, cuál fue “el principio”, cuál es el origen del hombre con base en la historia, a los textos milenarios y a la arqueología, no aquel concepto quimérico que nos han hecho creer durante centurias los romanos que absorbieron el cristianismo, o desde hace 250 la masonería británica con ideas naturalistas. Igualmente queremos socavar en la polémica y misteriosa rebelión de Lucifer y sus consecuencias. Las referencias más antiguas que hacen mención a la aparición del universo son mencionadas por varias culturas de la Tierra, y por consiguiente, éstas, junto con las evidencias desenterradas de las entrañas de este globo, serán nuestras principales armas ante la ignorancia de este bozo misterioso que es el comienzo primigenio, los demonios, los gigantes, los dioses, el hombre y la creación misma. Algunos de los relatos más llamativos representan la base del gnosticismo, y estos son los pergaminos Nag Hammadi (Egipto), pero también tenemos datos de Qumran (Mar Muerto, Israel), desenterrados ambos grupos desde 1945 y 1947. No obstante, no vamos a adentrarnos con “alimento sólido” únicamente, sino que exhumaremos los hallazgos fósiles que armarán el puzle de nuestra historia.

Con la puesta en escena de este libro queremos aclarar, entre otros puntos clave, la explicación de lo que se tiende en llamar “mitología” y “leyenda”, tal como el significado posible a tantos artefactos fuera de su tiempo y, cómo no, poner la lupa en el famoso libro del Génesis y su versión creacionista. Repetiré una vez más que esta obra nos lanza a un viaje por el tiempo, desenmarañando información escondida al público, y resalta otra que no ha sido “vista” ni aún por los más doctos. Si vemos la historia conocida o que nos han hecho creer, existen innumerables eslabones en nuestra humanidad: ¿Cuándo aparecimos?, ¿Qué era realmente en el principio?, ¿Quiénes eran, a ciencia cierta, Adán y Eva?, ¿Cómo empezó todo? Estas preguntas y muchas más puede que sea el momento de que sean resueltas, y el “velo sea quitado”, al menos en la medida de lo posible, ya que en esta era «en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.» (1ª Carta de Pablo a los Corintios, 13:9-10. Nuevo Testamento, la Biblia).

Nuestro pasado es la viva imagen de nuestro futuro. Como leíamos poco antes en el libro de Eclesiastés, ahí nos expone el rey Salomón que todo cuanto el hombre cree que ha

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descubierto no es más que algo que “ya existió antaño”. Hoy día, gracias a la tecnología y a grandes personajes que lucharon por dar a conocer descubrimientos que nuestra mente de hoy puede llegar a visualizar objetivamente, hemos conseguido cierto entendimiento o “comprensión” superior a todas las generaciones que nos han precedido. Nuestro crecimiento científico nos permite mirar al cielo y entender infinidad de cosas que nuestros antepasados no hubieran podido llegar siquiera a imaginar en toda su vida. Los avances de los últimos 70 años no se han visto jamás en toda la historia, “que se conoce”, de la raza humana: El viaje a la Luna en 1969, el inicio de la era nuclear en 1945, las telecomunicaciones, los chips y todos los eventos mundiales que dejamos pasar desapercibidamente; cosas que antes resultaban imposibles de imaginar: un viaje en submarino al fondo de los océanos, en su momento era impensable; conquistar el espacio aéreo, era algo solo comparable a las fantasías y sueños de los hombres más locos. Ahora ya no existe la ciencia ficción.

Esta generación ha conocido, está conociendo y va a conocer cosas determinantes y precisas que todos los profetas relataron en su momento: «De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.» (Mateo 24:34, Marcos 13:30 y Lucas 21:32). Así pues, todos los sucesos que han acaecido son de índole trascendental para el gran desenlace del que se habla en muchas culturas desde eras milenarias, y que nosotros hemos matizado en “Armagedón E-5” y “Reconociendo el Tiempo del Fin”. Todas estas profecías son concernientes a los días que estamos viviendo. Al tiempo, lo que vemos y tenemos registrado en la historia reciente, no es más que la repetición de eventos ocurridos en otrora, en edades cuyos registros prácticamente han desaparecido. Así que, ¿quién tiene la razón, la ciencia o la religión? Puede que ninguna de las dos, y a la vez ambas.

En “Creación vs Evolución” ponía en tela de juicio la supuesta rama más importante que expone la descendencia de la humanidad y parte el “mundo” (como se designa al “Universo Viviente” en los términos hebreos y griegos: el “génesis” y la “evolución”, es decir, los planteamientos con mayor peso a nivel global), y ahora haremos lo mismo con la Teoría Creacionista de las mitologías, la cosmogonía. Muchos dicen tener la razón, todas las religiones dicen que la suya es la verdadera, el humano se justifica a sí mismo y está convencido y envilecido en sus razonamientos, pero dejemos que el cúmulo de puntos documentados hablen por sí mismos. La misma humanidad explicará su origen, y en este respecto también echaremos un vistazo a la información recopilada por varios países en relación a lo que ellos consideran como sus orígenes -aunque tristemente para algunos no sea historia sino se quede en el cajón de las mitologías, también debido al paso de los años y a la suma de cuentos y añadidos fantasiosos para engordar el folklore.

Tengamos en cuenta que la Mitología es lo que podríamos llamar “historia” fusionada o entremezclada con “leyenda”, a veces muy fantasiosa, otras veces más real, pero basada en un hecho que evidentemente aconteció, pero en todos los casos ha de ser previamente comparada con la realidad, con la historia y con la ciencia, pues por los años vienen a perder credibilidad debido a la pérdida de sus fuentes y los cuentos urbanos. Se considera mito porque se carece de registros oficiales y porque las narraciones se han vuelto novelas o leyendas irreconciliables con la lógica moderna. Sin embargo, todo dato nos puede ayudar en este esclarecimiento tan importante. Les invito a sumirse en este viaje que puede cambiar su mente, como ha cambiado la mía.

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