Kenth Derrigham era un joven heredero del condado de Norfolk: guapo, orgulloso y reacio al matrimonio. Victoria Winston, una joven mimada que había vivido recluida en su mansión de Hampshire hasta ese momento. El destino y los planes casamenteros de la tía del joven los unieron una tarde frente al lago de la mansión Richmond. Un cuento sobre el amor y el miedo a amar en los tiempos del romanticismo.
Ellos temían padecer "la locura amorosa", una plaga entre los más jóvenes y la causa de muchos suicidios, pero descubrieron que era demasiado tarde para poder escapar.