Es posible que nuestra educación estuvo fuertemente influenciada por la tendencia de nuestras familias a mimarnos o pasar por alto cada uno de nuestros movimientos. O tal vez fuimos señalados y acosados mientras estábamos en la escuela.
Cuando, como adultos, volvemos a los entornos dañinos que experimentamos cuando éramos niños, nos preparamos para "problemas".
Los problemas en los que caemos toman el control de nuestras vidas y dictan cómo pensamos, sentimos y nos comportamos. Son la causa de conductas autolesivas. Provocan en las personas sentimientos abrumadores como ira, preocupación, miedo y desesperación.
Como están arraigados en nuestro ser, será increíblemente difícil realizar cambios en ellos.
Pero siempre hay margen de mejora.