La autoeficacia se refiere a la percepción que tiene un individuo de su capacidad para ejercer influencia y control personal sobre sus propias acciones y resultados. La confianza en uno mismo se refiere a la confianza depositada en las propias capacidades, mientras que la autoestima abarca el sentido total de valor personal.
La convicción en las propias capacidades va más allá de una mera perspectiva cognitiva. Se ha descubierto que la combinación de adoptar posturas corporales seguras y practicar la atención plena aumenta los niveles de energía. Además, es imperativo no sólo dedicarse a la contemplación, sino más bien demostrar asertividad y tomar medidas decisivas.
Realice actividad física, emplee técnicas de imágenes mentales para ver logros, establezca metas intencionales y cultive el autoestímulo a través de la autocompasión y el diálogo interno constructivo.
El miedo no es considerado el adversario en este contexto. Sirve como complemento a la valentía. El acto de aventurarse fuera de la zona de confort fomenta el desarrollo de la valentía e impulsa la consecución de logros extraordinarios. Es aconsejable evitar mostrar una excesiva confianza en uno mismo. Participar en esfuerzos de colaboración y buscar activamente ayuda para aumentar el sentido de autoestima.
Desarrollar la confianza en uno mismo implica embarcarse en un proceso transformador que implica aceptar y superar desafíos, al mismo tiempo que reconoce y celebra el crecimiento personal.