El lector tiene en sus manos una prodigiosa novela de formación con una particularidad: su protagonista lleva el nombre del autor que la escribe, sin ser en todo momento la misma persona. El joven sin alma. Novela romántica culmina, tras El abrecartas y El invitado amargo (coescrita con Luis Cremades), lo que Vicente Molina Foix denomina sus «novelas documentales», caracterizadas, cada una a su modo, por un elaborado reparto de las voces narrativas y la recreación de escrituras y figuras reales en un marco de pura fabulación.
El libro es el relato de una educación sentimental, sexual y artística, y de la búsqueda de la identidad, con un retrato de fondo de la España –y la Europa– de los años cincuenta y sesenta, a la que aún llegan los fantasmas de la Guerra Civil. En sus páginas comparecen ciudades fundamentales en esa educación: Alicante, Madrid, Barcelona, París, Lisboa, escenarios de las experiencias de infancia, adolescencia y juventud evocadas.
Experiencias como los incipientes escarceos con la criada de la casa familiar; el encuentro con un Camilo José Cela que le firma sus libros al jovencísimo aspirante a escritor, además de darle consejos y lecciones; las primeras lecturas y las que llegarán después combinando a surrealistas y marxistas, y la pasión por el cine. Hay mucho cine en estas páginas –la Naná de Godard, Hitchcock y sus heroínas, los Mabuses de Fritz Lang–, pero no solo películas, geniales o «marcianas», sino también salas en las que el protagonista vivirá algunas experiencias decisivas. Y a través del cine, dentro de la legendaria revista Film Ideal, llegarán encuentros fundamentales: con Ramón –que lo invita a Barcelona, le presenta a su hermana Ana María y lo inicia en la sexualidad– y con un círculo de jóvenes poetas: Pedro, Guillermo, Leopoldo... Se forjará entre ellos una amistad ferviente, surgirán amores cruzados y no siempre consumados, y los unirá la ilusión de los creyentes en el más allá del arte. Formarán un grupo que, a su modo neurótico, desaforado y tan impertinente como ingenuo, tratará de vivir la novela romántica de un tiempo, unas creencias nuevas y una militancia en los diversos frentes en que entonces se luchaba.
Este es el deslumbrante relato de una vida, de muchas búsquedas y descubrimientos, de grandes entusiasmos y algunas decepciones. Una novela de aprendizaje, de cambio de valores y de paisajes, y también un libro sobre la intimidad que precede al ejercicio de la ficción.
Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid, donde reside. Vivió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de Literatura Española en Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (ha dirigido dos películas, Sagitario (2002) y El dios de madera (2012), su labor literaria se ha desarrollado principalmente –después de su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles– en el campo de la novela. Sus principales publicaciones son: Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde de Novela 1988); El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002); El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura 2007), El invitado amargo (coescrito con Luis Cremades) y El joven sin alma. Novela romántica, las colecciones de relatos Con tal de no morir y El hombre que vendió su propia cama y el volumen La musa furtiva. Poesía 1967-2012, que reúne su producción lírica completa. Cabe también destacar sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y el retrato de Stanley Kubrick Kubrick en casa.