La vida de Paul Gustavson es un desastre, una carrera de llena de obstáculos en la que continuamente tropieza: está divorciado, su forma física es deplorable y su estado de salud penoso, su padre ha sufrido una embolia, tiene una relación inestable y problemas de impotencia...
Pero tiene a Stella.
Stella es la perra de Paul: Escucha con paciencia sus quejas sobre las injusticias de la vida, y le da su opinión sincera y certera, con comentarios llenos de razón e ironía.
Stella es la voz de la conciencia de Paul, su norte, su confesora, la única constante con los pies en el suelo en un mundo que no deja de girar y cambiar.