Casimiro Espadas regresa a México después de pelear en la guerra de Texas y se inserta en el mundo de la política en la capital del país, hasta que vuelve a ser arrastrado por la guerra cuando México no reconoce la independencia de Texas ni su anexión al territorio de Estados Unidos. En complicidad con Santa Anna y otros jefes militares, el ejército norteamericano busca apropiarse de Nuevo México, las Californias y Chihuahua, y comienza su sangriento avance hacia la Ciudad de México. Las lealtades se corrompen, las ciudades se consumen en rebeliones fatuas, las alianzas se traicionan, los amigos se asesinan, y los únicos atisbos de dignidad y valentía se revelan en hombres y mujeres lejanos al poder, que se convierten en héroes anónimos.