Un anciano sacerdote viaja desde un pequeño pueblo del norte de Reino Unido hasta Londres para pedir ayuda a Scotland Yard. En una granja de su parroquia ha descubierto el cuerpo decapitado del propietario y a su hija junto a él, en estado de shock y declarándose culpable. Pero nadie en la población cree que Roberta haya sido capaz de semejante crimen. El inspector Lynley y la sargento Havers son los encargados de resolver un complicado caso repleto de contradicciones.