El fundamento de nuestra vida de fe son las promesas y enseñanzas que nuestro Padre nos comparte en su Palabra. Él quiere que caminemos por fe y no por vista porque nuestros sentidos pueden engañarnos. Cree en el Señor y declara sus bendiciones en tu vida, porque tienes sueños por lograr y milagros que testificar. ¡Vive por fe!
Para caminar por fe se necesita valor y humildad porque debemos cerrar los ojos al pesimismo del mundo y dejarnos guiar por las promesas de bendición de nuestro Padre celestial.
Vivir por fe, contrario a lo que algunos creen, es cuestión de mentes superiores con criterio para hablar y actuar conforme a lo que realmente es certero, la Palabra de Dios. Atrevámonos a desafiar nuestra fe en todo momento, ya que es la herramienta más poderosa y efectiva cuando necesitamos creer por el sustento diario y también cuando necesitamos creer por extraordinarios milagros de sanidad y provisión.
¡Cree y declara que verás resultados sobrenaturales en tu vida! Avancemos por fe, no por vista, porque nuestros sentidos pueden engañarnos, pero el cuidado que Dios tiene por nosotros es eterno. Puedo afirmarlo por experiencia, porque lo he vivido una y otra vez. No se trata de asegurar con vehemencia que somos creyentes, sino realmente demostrarlo en cada paso, incluso en las situaciones que consideramos más sencillas y elementales, porque nuestra fe en Dios debe sustentarnos en todo. No es cuestión de religión sino de vida práctica, de abrir los ojos cada mañana y entregar a Dios todo lo que somos, lo que pensamos, decimos y hacemos, incluso lo que soñamos y, por supuesto, lo que anhelamos.
Si activamos nuestra fe y nos esforzamos de la forma correcta, Él se encarga de nuestros resultados en todas las áreas: espiritual, emocional, física, relacional y financiera. Vivir conforme a la fe en Dios es sencillo y retador a la vez. Yo lo resumo en una frase: “Entrégate al Señor”, lo que implica muchas cosas, desde el conocimiento de Su Palabra, donde encontramos nuestra identidad y código de conducta, hasta nuestra actitud frente a cada situación, por grande o pequeña que parezca.
Cuando me preguntan cómo ha sido posible levantar un ministerio como Casa de Dios, puedo afirmar que todo lo que se ha logrado es resultado de creerle al Señor, seguir Sus instrucciones y darle la honra por Su fidelidad. 35 años de caminar por fe me han dado la certeza para asegurar que Dios no busca personas perfectas sino con un corazón humilde, dispuestas a creerle. Si Él ha podido usarme para lograr lo que para algunos es imposible, te aseguro que también puede hacerlo contigo, porque yo solamente soy un hombre que ha decido caminar por la ruta que Él me indica.
Si tienes sueños por cumplir, metas que alcanzar y proyectos que realizar, ¡vive por fe! Si eres de aquellos que se sienten bendecidos y cada día te levantas con el deseo de seguir adelante o si estás enfrentando una prueba difícil, te garantizo que, sin importar tu circunstancia, darás testimonio de una nueva etapa de milagros. ¡Vive por fe!
El pastor Carlos Luna, conocido en su familia como «Cash», ya que de niño no podía pronunciar su nombre, se licenció cum laude en Administración de Sistemas de Información, en la Universidad Francisco Marroquín en la ciudad de Guatemala y en el año 2002 se graduó como doctor en Ministerios Pastorales en la Universidad Cristiana de California. Se dedicó a los negocios hasta que Dios lo llamó a servirle. En 1994 el Señor Jesús lo llamó a pastorear la iglesia Casa de Dios junto con su esposa Sonia. Después de experimentar la gloria de Dios un domingo en la noche durante uno de sus servicios nació un mover poderoso del Espíritu Santo llamado Noches de Gloria, cruzadas de sanidad y milagros que realiza en distintos países de América. Hoy Casa de Dios es una iglesia reconocida en Guatemala, con más de veinte mil miembros activos, organizada a través de grupos pequeños en casas, y se le ha denominado «El modelo de Jesús». Además preside el Banco de Alimentos, el cual reparte a cientos de personas.