La historia comienza con una escena familiar: una pareja discute en un bar. El hombre, exaltado y llevado al borde del impulso violento, reclama a su pareja el hecho de haberle sido infiel. La mujer, entre frases cÃnicas y con una calma impresionante, busca remediar el corazÃŗn herido de su compaÃąero mediante promesas futuras que llevan un aire vacÃo que podemos reconocer como el intento fallido de quien no quiere ser culpable.
El dueÃąo del bar ha escuchado todo y mira desde lejos a la pareja que pudiera representar a todas aquellas historias amorosas que han terminado antes en su local. Un drama mÃĄs, un drama menos. Esta historia, al menos para la Êpoca, sin duda era especial.