Autor prolífico de comedias, en las que siguió a Lope de Vega, con un estilo satírico y barroco, se le recuerda sobre todo por su única obra en prosa, El diablo cojuelo. Estuvo al servicio del cardenal Rodrigo de Castro, arzobispo de Sevilla. En 1600 marchó a Italia, con las tropas del conde de Fuentes, y posteriormente combatió junto con las de Andrea Doria y las de don Pedro de Toledo. En Madrid sirvió al conde Saldaña, dedicándose a la abogacía y a las letras.