Una de las primeras y más perdurables novelas de misterio de la tradición inglesa.
Traducción de Maruja Gómez Segalés
Walter Hartright se traslada a Limmeridge para dar clases de dibujo a Laura, sobrina y heredera del barón Frederick Fairlie. Sin que ninguno de los dos pueda evitarlo, surge entre ellos un profundo amor, enturbiado por el compromiso de la muchacha con sir Percival Glyde, que solo busca arrebatarle su fortuna. La aparición de una misteriosa mujer, sin embargo, cambiará de forma inevitable el curso de los acontecimientos.
La dama de blanco, inspirada en un hecho real y publicada originalmente por entregas en una revista dirigida por Charles Dickens, ha sido un éxito ininterrumpido de ventas en todas las lenguas en que se ha publicado. Ello se debe a una trama sumamente bien llevada, a la atmósfera de misterio e intriga, al trepidante ritmo narrativo y, sobre todo, a la profundidad psicológica de los personajes y la fabulosa descripción de los ambientes y las situaciones.
Wilkie Collins nació en Londres en 1824 y murió en esa misma ciudad en 1889. Hijo del pintor paisajista William Collins, cursó estudios de derecho antes de dedicarse de lleno al oficio de escritor. En 1848 publicó una semblanza sobre la figura de su padre y, dos años más tarde, aparecía su primera novela, Antonina o la caída de Roma. Mantuvo una gran amistad con Charles Dickens, con quien colaboró en la novela El abismo, y trabajó largo tiempo en la búsqueda de formas narrativas renovadoras. Fruto de este esfuerzo literario son sus dos obras fundamentales: La dama de blanco (1859-1860) y La Piedra Lunar (1868). Maestro de la narrativa inglesa, su obra ha tenido admiradores y seguidores tan cualificados como Henry James, T.S. Eliot o Jorge Luis Borges.