Empleando técnicas y tácticas eficaces, este desafortunado suceso puede evitarse en el futuro.
El cerebro humano recupera recuerdos constantemente y funciona con tal habilidad que a menudo no podemos ver su actividad. Una simple charla puede desencadenar una amplia gama de recuerdos y situarlos efectivamente dentro del marco relevante.
Tenga en cuenta, por ejemplo, que muchas personas experimentan sueños realistas que involucran a conocidos y parejas románticas que no han visto en varias décadas.
Dentro de los límites de su cognición, el cerebro conserva una representación inmaculada e inmutable de ese individuo, que puede ser convocada mediante un estímulo específico.
Todos nos hemos encontrado con el fenómeno de recordar espontáneamente individuos o sucesos de nuestro pasado.
Un aroma solitario, un estímulo visual o auditivo tiene el poder de evocar recuerdos que creíamos borrados de nuestra conciencia. Por ejemplo, el aroma de las galletas recién horneadas puede evocar inmediatamente recuerdos de la casa de la infancia de su abuela.
Si nuestro cerebro tiene la capacidad de retener todos los recuerdos que hemos acumulado a lo largo del tiempo, entonces el secreto para conseguir una memoria perfecta reside en la gestión eficaz de este excepcional sistema de almacenamiento.